domingo, 23 de marzo de 2014


MODULO: POLÍTICAS PÚBLICAS: EDUCACIÓN, CIENCIA Y TECNOLOGÍA



ARTICULO DE PRENSA



ESTUDIANTE APRENDIZ
MARTHA CECILIA HENAO HENAO



TUTOR:
Gustavo William Arboleda Ortíz.



UNIVERSIDAD DE SANTANDER
CENTRO DE EDUCACION VIRTUAL
MAESTRIA EN GESTIÓN DE LA TECNOLOGÍA EDUCATIVA
2014






EL CUERQUEÑO

III FERIA DE LA CIENCIA Y LA CREATIVIDAD EN LA INSTITUCIÓN EDUCATIVA SAN ANDRÉS
Por: Martha Cecilia Henao 
Foto de Martha Cecilia Henao.





El pasado 15 de noviembre se realizó en la Institución Educativa San Andrés la tercera feria de la ciencia y la creatividad, proyecto que desde el año 2009 viene siendo liderado por los educadores Julio César Castaño, Luz Elena Taborda y Martha Cecilia Henao pertenecientes al proyecto del medio ambiente.  Los trabajos allí presentados fueron realizados en el transcurso del año escolar en su gran mayoría con material reciclado.  Dentro del proceso de elaboración se contó con la fase de investigación, diseño y seguidamente elaboración de los trabajos.
Se presentaron trabajos como: una réplica del metro cable de Medellín, cultivo de árboles nativos de la región, plantas medicinales (huerta escolar),
Este es un proyecto que anima y motiva a los y las estudiantes a investigar e innovar desde la ciencia, la tecnología y la creatividad.

Es un reto para la Institución Educativa mantener el interés en los educandos por este tipo de proyectos pues es una oportunidad de involucrarlos de manera directa con la ciencia y la tecnología en un mundo que cada vez exige personas emprendedoras, investigativas y creativas.



sábado, 22 de febrero de 2014

¿Quién soy?

¿Quién soy?

La antropología cristiana actual acoge, en muchos aspectos, los planteamientos del existencialismo y el personalismo contemporáneos. En efecto, los cristianos y las cristianas consideran que el ser humano no nace hecho, acabado, sino que es un proyecto que debe realizarse a lo largo de su existencia mediante relaciones adecuadas con el Creador, con las demás personas, con la naturaleza y consigo mismo o misma. Por ello, muchos afirman que el hombre y la mujer son seres en relación, que en la medida en que se van descubriendo a sí mismos y mismas y van tomando conciencia de que a su alrededor existen otras personas y cosas con las que debe relacionarse, se realiza como persona, es decir, cumple el papel para el cual vino al mundo. Igualmente, en la actualidad se dice que el ser humano es responsable de esculpir su propia persona tal como lo hace un artista: su misión en el mundo consiste en hacerse la mejor persona posible, esto se alcanza sólo cuando realiza de manera adecuada sus relaciones.

Pero los cristianos y las cristianas también se hacen interrogantes sobre las cuestiones más fundamentales de la vida. La Iglesia recoge esos planeamientos y los describe de la siguiente manera:

En realidad, de verdad, los desequilibrios que fatigan al mundo moderno están conectados con ese otro desequilibrio fundamental que hunde sus raíces en el corazón humano. Son muchos los elementos que se combaten en el propio interior del ser humano. Experimenta múltiples limitaciones, se siente, sin embargo, ilimitado en sus deseos y llamado a una vida superior. Atraído por muchas solicitaciones, tiene que elegir y que renunciar. Más aún, como enfermo y pecador, no raramente hace lo que no quiere y deja de hacer lo que quería llevar a cabo. Por ello siente en sí mismo la división, que tantas y tan graves discordias provoca en la sociedad. Son muchísimos los que tarados en su vida por el materialismo práctico, no quieren saber nada de la clara percepción de este dramático estado, o bien, oprimidos por la miseria, no tienen tiempo para ponerse a considerarlo. Muchos piensan hallar su descanso en una interpretación de la realidad propuesta de múltiples maneras. Otros esperan del solo esfuerzo humano la verdadera y plena liberación de la humanidad, y abrigan el convencimiento de que el futuro reino del ser humano sobre la Tierra saciará plenamente sus deseos. Y no faltan, por otra parte, quienes desesperando de poder dar a la vida un sentido exacto, alaban la insolencia de quienes piensan que la existencia carece de toda significación propia y se esfuerzan por darle un sentido puramente subjetivo. Sin embargo, ante la actual evolución del mundo son cada día más numerosos quienes se plantean o acometen con nueva penetración das cuestiones  más fundamentales: ¿Qué  es el ser humano? ¿Cuál es el sentido del dolor, del mal, de la muerte, que a pesar de tantos progresos hechos, subsisten todavía? ¿Qué valor tienen las victorias logradas a tan caro precio? ¿Qué puede dar el ser humano a la sociedad? ¿Qué puede esperar de ella? ¿Qué hay después de esta vida temporal?”
Gadium Et Spes, No.10.


En la carta Apostólica del Papa Juan Pablo II con ocasión del Año de la Internacionalidad de la Juventud en 1995, dirigida a los jóvenes del mundo, el Pontífice comenta el encuentro de un joven con Cristo narrado por los Evangelistas Mc 10: 17-22; Mt 19: 16-22 y Lc 18: 18-23. Esta carta será de especial inspiración para el tema de este grado 10. En ella el Papa dice que el joven preguntaba a Cristo, en la frase: “Maestro bueno, ¿qué he de hacer para alcanzar la vida eterna?”,  en realidad están contenidas varias preguntas que tienen que ver con el proyecto de toda la vida. Dice el documento:

“… ¿Qué he de hacer? ¿Qué he de hacer para alcanzar la vida eterna? ¿Qué he de hacer para que mi vida tenga pleno valor y sentido?

La juventud de cada uno de vosotros, queridos amigos, es una riqueza que se manifiesta precisamente en estas preguntas. El hombre se las pone a lo largo de toda su vida. Sin embargo, durante la juventud ellas se imponen de un modo particularmente intenso, incluso insistente. Y es bueno que suceda así. Porque esas preguntas prueban la dinámica del desarrollo de la personalidad humana, que es propia de vuestra edad. Estas preguntas os las ponéis a veces de manera impaciente, y a la vez vosotros mismos comprendéis que la respuesta a ella no puede ser apresurada ni superficial. Ha de tener un peso específico y definitivo. Se trata de una respuesta que se refiere a toda la vida, que abarca el conjunto de la existencia humana.

De manera particular, estas preguntas esenciales se las ponen vuestros coetáneos, cuya vida está marcada, ya desde la juventud, por el sufrimiento: por alguna carencia física, por alguna deficiencia, por algún “hándicap” o limitación, por la difícil situación familiar o social. Si a pesar de ello su conciencia se desarrolla normalmente, la pregunta por el sentido y el valor de la vida se convierte en algo esencial y a la vez particularmente dramático, porque desde el principio está marcada por el dolor de la existencia. ¡Cuántos de estos jóvenes se encuentran en medio de la gran multitud de jóvenes del mundo entero!; ¡Cuantos son en las diversas naciones, sociedades y en cada familia! ¡Cuantos se ven obligados a vivir desde la juventud en un establecimiento u hospital, condenados a una cierta pasividad que puede suscitar en ellos sentimientos de ser inútiles a la humanidad!” (No.3)

“… la pregunta sobre el valor, la pregunta sobre el sentido de la vida –lo hemos dicho- forma parte de la riqueza particular de la juventud. Brota de lo más profundo de las riquezas y de las inquietudes, que van unidas al proyecto de vida que se debe asumir y realizar. Más todavía cuando la juventud es probada por el sufrimiento personal o es profundamente consciente del sufrimiento ajeno, cuando experimenta una fuerte sacudida ante las diversas formas de mal que existen en el mundo, y finalmente, cuando se pone frente al misterio del pecado, de la iniquidad humana” (No.4).

Tomado de Proyecto de vida 10. TOBÓN TAMAYO, Raúl. Ed. CONACED. págs 11 a 12



EL SER HUMANO SE INTERROGA SOBRE EL SENTIDO DE SU VIDA

EL SER HUMANO SE INTERROGA SOBRE EL SENTIDO DE SU VIDA

Para hablar del sentido de la vida en la experiencia religiosa, es necesario comenzar a analizar los distintos interrogantes que siempre se ha planteado el ser humano acerca de sí mismo y de todo lo que lo rodea. Como respuesta a dichos interrogantes surgió, lentamente la experiencia religiosa humana que ha ayudado a los hombres y a las mujeres de todos los tiempos a encontrar el sentido trascendente de su existencia.

Cuando el ser humano  se descubre en el mundo y descubre  a las otras personas, a las cosas y a su Creador, comienza a interrogarse acerca del sentido de su existencia, del para qué vivir en su quehacer cotidiano. Los hombres y las mujeres de todos los tiempos se han planteado este interrogante, y lo han respondido de múltiples formas que van desde considerar la existencia humana como un sin sentido, como la negación de la libertad, hasta pensar que esta vida concreta es la oportunidad que  cada quien  de construirse y realizarse como persona, para poder transcender a una existencia plena y definitiva.

Todo esto significa que el ser humano es constructor de su propia historia. En efecto, el camino que ha recorrido la humanidad no es producto del azar o de los caprichos del destino, sino que todo lo que ha acontecido al ser humano es  el resultado de su quehacer en el mundo. Así, resulta definitivo el sentido que cada uno dé a su existencia. A través de la historia humana pueden encontrarse ejemplos de los más variados matices:

Ø  Para Albert Camus, novelista existencialista del presente siglo, la vida es la negación de la libertad, y la muerte su afirmación. Esta concepción la tomó de manera tan seria que acabó suicidándose.
Ø  En las décadas de los años sesenta y setenta surgió en nuestro país un importante movimiento literario-filosófico: en nadaísmo. Uno de sus fundadores pregonaba que el ser humano es una máquina para producir excrementos, y vivió fiel a este concepto durante largo tiempo, hasta cuando modificó  su pensamiento de manera radical.

Ø  En nuestros días existen personas que piensan que el único factor que da sentido a la vida es el dinero, y por eso viven esclavizadas por los bienes materiales; renuncian a todos los demás valores, sacrifican el amor y la justicia, para entregarse a su consecución.


“¡Una cosa curiosa es ésta de vivir! Sin mi asentimiento, heme aquí, instalado, desde hace ya algunos años, sobre una máquina redonda – la Tierra- a la que adhiero como una mosca a una esfera. En las antípodas, en Oceanía, viven otros seres humanos, con la cabeza hacia abajo, ¡sin sentir el menor malestar! Esto se explica, al parecer, por la ley de atracción… que, confesémoslo, no explica nada en absoluto.

Y me consta que esta bola que nos lleva sobre sí no está sostenida por nada, ni está suspendida de nada, que da una vuelta completa sobre sí misma en un día lo cual le da, en nuestra latitud, una velocidad tangencial de unos 1 000 kilómetros por hora aproximadamente; que describe una órbita elíptica en torno al Sol, a una velocidad tangencial media de 108 000 kilómetros  por hora; que el propio Sol, arrastrando tras de sí a unos centenares de satélites –entre ellos la Tierra-, se dirige hacia la brillante Vega, estrella de la constelación de Lira, a una velocidad de 70 000 kilómetros por hora, y que las tres o cuatro mil estrellas que vemos por la noche, inmóviles, están sostenidas también a velocidades vertiginosas y son arrastradas en una cabalgata fantástica a través de los espacios.

Rectángulo redondeado: EternaEn contra de mis suposiciones, pues, nada hay en reposo en el universo. El mundo entero es una inmensa sala de danza en la que bailarinas endiabladas dan vueltas y más vueltas sin detenerse jamás a tomar aliento. Y yo que leo estas líneas,  estoy desesperadamente enganchado a una de estas danzarinas locas y, con ella por pareja, giro, giro… Mañana a la misma hora, no habremos dado, juntos, más que una vuelta sobre nosotros mismos, es cierto, ¡pero habremos recorrido cientos de miles de kilómetros en los espacios interestelares! Y lo más curioso de esta historia es que no siento nada. Es verdaderamente muy extraño.

Y cada día, sobre mi globo, vivo: muevo brazos y piernas, como, cambio de lugar unos objetos, rompo otros, después me acuesto y pierdo el conocimiento durante algunas horas, mientras que, en el otro hemisferio de la Tierra, la mitad de la humanidad, acariciada por los rayos del sol naciente, se despereza, se levanta, come, trabaja o se divierte, para acostarse a su vez cuando yo me levante. Y mañana, pasado mañana… volverá a comenzar la misma operación, la misma comedia. ¡Es curioso!

Y vivo, porque en mi pecho late mi corazón, un músculo que se halla en actividad día y noche, al cual yo no he dado impulso cuyo movimiento no me es posible detener mediante un acto de voluntad. Cien mil veces al día este músculo se crispa y se relaja. ¿Quién le ha puesto en movimiento y cómo puede latir así?

Cosa curiosa también, yo vivo a veces… allí donde no estoy. Por una parte, me siento localizado por mi cuerpo en un lugar determinado del espacio; por otra parte hay en mí un elemento –que se llama espíritu- que se evade continuamente del lugar donde estoy y recorre el universo en todas direcciones. Y este espíritu, sin dejar de estar en el presente, escruta el pasado sin cesar y contempla el porvenir. Esto ¿no es también raro?

Sinceramente, ¿Cuál es mi razón de ser? ¿Por qué me ocupo en esta tarea de vivir? Si me despertase en el compartimiento de un tren en que se me hubiere depositado sin mi consentimiento, preguntaría inmediatamente por qué se me había puesto allí y cuál sería el término de mi viaje. Cuando se trata de mi presencia en el universo y de mi estancia en la Tierra ¿no surgirá en mí ningún problema? ¿No me preocuparé de saber qué se quiere de mí?... Pero –dicen algunos- ¿no es más sencillo hacer como si el problema no existiese o suponerlo resuelto? La vida es bella –añaden- ¡vivámosla!”.

(Tomado de La solución al problema de la vida. Fernand Lelotte, págs. 17 a 19).

Tomado de Proyecto de vida 10. TOBON TAMAYO, Raúl. Ed. CONACED, págs. 8 a 10.

viernes, 15 de octubre de 2010

Bienvenid@s

Este es el nuevo blog de Educación Religiosa, aquí podrás hacer tus comentarios, consultar y publicar tus trabajos. espero que lo aproveches al máximo. Espero tus comentarios. Martha C.